Mi vida es la música. Siempre he tenido una relación maravillosa con ella: me encantaba cantar, componer cancioncillas en mi teclado, imitar los bailes de las estrellas pop del momento o inventarme mis propias coreografías que luego enseñaba a mis compañeras de clase… Pero a quien tengo que agradecer enormemente la iniciación con el piano es a mi profesor de música del colegio que vio en mí habilidades musicales y animó a mis padres a que me matricularan en el Conservatorio de Música. Ahí comienzan mis estudios musicales formales.
Por otro lado, mi experiencia como docente comenzó antes de terminar la carrera de piano trabajando en una asociación que llevaba la música al ámbito rural. Más tarde, me seleccionaron para ser profesora del método Yamaha durante casi 10 años compaginándolo con otro tipo de cursos musicales. Y reflexionando, creí que existía otra forma de enseñar... en ese momento nació Yoglar.
La idea surge de mi propia observación como docente percatándome de la necesidad de una enseñanza musical que sea útil para todas las personas y que potencie totalmente su musicalidad independientemente de sus capacidades y limitaciones, colaborando así en el desarrollo integral del ser humano.
Creo que a la hora de enseñar música en la primera infancia no sirve sólo con tener los conocimientos sobre la materia que me ha podido aportar la carrera de Musicología y poder disponer de las herramientas didácticas que he aprendido en la Diplomatura de Maestro en la Especialidad de Música así como saber tocar el piano, la flauta travesera o la percusión como me enseñaron en el Conservatorio o mi capacidad para transmitir la música con gestos y movimientos gracias a mi formación como monitora de aeróbic, step y Pilates.
Pienso que lo más importante es el amor que siento hacia la música , creer en la importancia de la educación musical temprana así como mi autoexigencia intentar buscar lo mejor para mi escuela, para mi alumnado.