Explorando el sonido

El sábado 6 de Febrero pudimos disfrutar en la escuelita de dos sesiones de un concierto-taller de más de 20 cuencos tibetanos con mucha historia gracias a Nacho al que conocí a través de Homo Amans

 

Fue un baño sonoro donde podía sentir físicamente la vibración del sonido porque, significaba que el sonido es eso, VIBRACIÓN. El sonido en sí mismo nos afecta directamente a nuestras emociones causando malestar (desde un martillo hasta el clic de un reloj) o bienestar (música que nos gusta, sonido del agua, etc.).

 

Lo curioso es que a cada uno un mismo sonido puede producir estados de ánimo totalmente opuestos y eso es justo lo que pasó este día ...

 

Cada grupo fue diferente pero ambos fueron con un estado de ánimo diferente al que llegaron. Fue increíble observar cómo el ambiente creado por estos sonidos hizo que tod @ sl @ s asistentes estuviéramos más tranquilos. Los más pequeños reaccionaron de dos maneras contrastadas: unos se mantuvieron en silencio y con movimientos pausados ​​y otros lloraron o estaban más incómodos como me dijo una mamá "que el sonido le daba miedo".

 

De cualquier modo "exponer" a la infancia a experiencias de todo tipo sólo puede enriquecer su aprendizaje, ampliar su forma de ver las cosas al conocer otras miradas y desarrollar su vocabulario con nuevos conceptos, sonidos ...

 

Nota mental: usar mi cuenco tibetano en clase para cuando haya demasiada energía ... ¿queréis que os cuente si me ha funcionado?